Conducido a la ciudad de México, el 22 de noviembre de 1815 se iniciaba el primero de la serie de juicios a que fue sometido, ya que las autoridades militar, eclesiástica y civil se disputaron el derecho a condenarlo. Incoado con toda rapidez, el primer juicio terminó el día 23 y enseguida se presentó al prisionero ante el temible tribunal de la Inquisición, que lo incriminó por abandono de las doctrinas de la Iglesia y la adopción de herejías de autores malignos. El juicio estatal se celebró el día 28; la declaración de Morelos ante el tribunal, registrada y anotada por él mismo, constituye una de las fuentes de información más valiosas sobre el movimiento de independencia. Dictada la sentencia de muerte, el 22 de diciembre cayó fusilado.
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